martes, 28 de febrero de 2012

Evaluaciones o "A ver, ¿qué habéis estado haciendo con la plasti estos tres meses?"

Llega el periodo trimestral que todo domador de orcos teme: las Evaluaciones o Revisión del trabajo para ver si el cambio a ser humano está siendo efectivo. Quizá en el caso de los Catedráticos de universidad la evaluación sea tan sencilla como el simple hecho de lanzar los exámenes al aire y aprobar a quien tengan las suerte de caer en la mesa ( si alguno está leyendo esto se sentirá muy ofendido, pero todos en la facultad hemos oído sobre vuestras prácticas de evaluación... ¡Y las hemos sufrido! Así que nada de hacerse las víctimas ahora); quizá algunos domadores sigan los pasos pautados por un libro y a la hora de valorar los avances simplemente pongan una cruz más arriba o más abajo ( en mi edificio vive un compañero de profesión, supuestamente de la misma etapa que yo, y cada día le veo volver con maletín y pantalones de pinzas... ¿Entendéis por donde voy?); pero por desgracia, mi proceso de revisión es algo más complejo, siguiendo unos pasos bien marcados.

Paso Nº 1 - ¿Qué hemos estado haciendo?

Sí es verdad, en mi trabajo utilizamos la plastelina (o plastilina), las tijeras, el pegamento, los lápices, las ceras, los pinceles, muñecos, cuentos, papeles de colores... Pero no por ello significa que no hagamos nada.  Algo habrá que agitar delante de los orquitos para que te miren, ¿no? Todos estos materiales son como la zanahoria que se pone frente al burrito para que camine (esta metáfora no es casual - guiño, guiño-). Para demostrárselo a los progenitores, hacemos una selección de los rigurosos, metódicos y precisos objetivos que nos marcamos con los monstruitos, y los evaluamos en función de los avances de cada pequeña criatura.
Ni que decir tiene, que para que estos objetivos sean creíbles, asumidos y aceptados por los padres deben ser a cual más incomprensible. De no ser así, nos refutarían todos y cada uno de ellos pues, por la naturaleza de nuestra profesión, el mundo entero se ve capacitado para opinar y deslumbrar a los profesionales de este campo con su amplia experiencia. ¿Quién se atrevería a decirle a un cirujano en plena operación si tiene o no que extirpar ese miembro? ¿Quién interrumpiría a un abogado en mitad de un proceso largo y costoso que podría hacernos millonarios o hundirnos en la pobreza? ¿Quién corregiría a un farmacéutico la fórmula necesaria para procesar un medicamento casi milagroso? Sin embargo, todos sabemos enseñar a leer a nuestros orcos adorados y tenemos el derecho y la obligación de hacérselo saber a su entrenador... ¡Claro que sí! Por eso, para frenar las ligeras opiniones acerca de nuestro trabajo, enrevesamos los informes, para que esos padres valoren y midan si realmente saben tanto como creen y nos lo demuestren... ¡Si pueden!

Paso Nº2 - Pero, ¿de verdad habéis estado haciendo algo?

Los dirigentes de los estados tampoco se fían mucho de lo que los domadores puedan o no trabajar con las criaturitas, por lo que mandan a su policía institucional o lo que ellos llaman Inspectores de Educación. Como no pueden estar todo el día sobre nosotros porque sería cansadísimo para ellos y para nosotros, lo que estos agentes nos exigen son las memorias de lo trabajado en los distintos trimestres. En el caso de aquellos que siguen lo pautado por un libro, lo tiene fácil, presenta el libro, presenta las actividades que éste propone pero ya realizadas por los enanos, y trabajo resuelto.
En el caso de nuestro centro de doma y crecimiento, tenemos que elaborar una memoria de las actividades que nos hemos ido inventado con los pequeñajos, ya que no tenemos un libro que seguir. Si eres metódico y riguroso, cada día puedes ir apuntando estas actividades, incluso describiéndolas en un documento de word, para que cuando llegue el momento sólo sea añadir fotitos y dibujitos (conozco casos que actúan así...) ¿Creéis que este es mi caso? Yo soy más de los que ejercitan la memoria y de los que tienen que ir consultando fuentes, investigando todo lo que hicimos hace dos o tres meses, contrastando opiniones... ¡Mucho más enriquecedor! ¡Dónde va a parar!
Además, para que estos inspectores tampoco ahonden mucho ni se pongan muy farrucos, volvemos a introducir los objetivos anteriores, igualmente elaborados y farragosos. Vaya a ser, que lo vean sencillito y quieran andar tocando las narices. 
Debo decir, en favor de los inspectores, que nos dejan bastante manga hancha y no se meten mucho en nuestro día a día, salvo cosas muy puntuales, y eso es de agradecer.

Paso Nº3 - ¡Mira que sí, que en serio que he hecho muchas cosas!

Tanto nos cuestionan nuestro trabajo, que al final comenzamos a dudar incluso entre nosotros mismos, por lo que hacemos Reuniones de Lamento o Reuniones de Evaluación. En ellas presentamos a nuestros compañeros y compañeras, así como a los dirigentes del centro, los avances y progresos de los orquitos, pero también nos descargamos y compartimos nuestras dificultades, necesidades y ausencias. Por norma general, tus compis se identifican contigo, te escuchan, te comprenden y te apoyan, a diferencia de los directivos que al no conocer prácticamente a los renacuajos, suelen permanecer ausentes, con la mirada perdida, conectando tan solo de vez en cuando en los momentos en que hablamos de todo aquello que necesitaríamos para que nuestro trabajo mejorase, instante en el que sonríen, hacen como que escriben algo en sus libretas o móviles e intentan darnos alguna respuesta que nos alivie. Es aquí cuando la tortilla se da la vuelta y nos responden con instituciones que no conocemos, términos económicos que se nos escapan y situaciones laborales que no llegamos a comprender, consiguiendo así que nadie hable ni replique pero asienta torpemente cual vaca que pasta feliz en su verde pradera del norte.

Todo este proceso de tres pasos (bastante resumindo, que tampoco es plan de aburrir), se prolonga a lo largo de tres o cuatros semanas... En mi caso, tras acabar con las mismas, me marcho a una granja tres días con los pequeñajos... Os aviso desde ya, que igual una noche de estas... ¡me harto de comer melón y me olvido de todo!

jueves, 23 de febrero de 2012

LISTOGRAFÍA Nº 1: Cosas que salvaría si mi casa estuviera en llamas

Hace unos meses me compré un libro con el propósito de entrenarme en esto de la escritura. Se titula "Listography. Your life in lists", y como habréis podido deducir, porque sois gente con criterio e inteligencia (por eso leéis este blog...), está lleno de títulos de posibles listas a confeccionar, y así contar tu vida a través de ellas. Como no sólo hay que escribir cuando viene la inspiración, sino que ésta te tiene que encontrar escribiendo, he decidido que cuando no tenga nada trepidante que contar (¡¡No puede ser Sr. Ombligo, si tu vida es la mar de interesante!!....), voy a tirar de lista y a relataros un poco mi vida y peripecias.

LISTA DE LAS COSAS QUE SALVARÍA SI MI CASA ESTUVIERA (O ESTUVIESE) EN LLAMAS.

En primer lugar, aclarar que el móvil no cuenta como cosa a enumerar en esta lista, ya que mi querido iPhone y yo somos uno, no se nos puede concebir el uno sin el otro y viceversa. Por lo tanto, lo salvaría, sí, porque lo contrarío significaría que yo mismo habría sido pasto de las llamas.

-    Hace un año y algo, más o menos para octubre, mi madre llegó con la eterna pregunta o quizá más bien reproche: " Vete pensando qué quieres para Reyes, que igual si me lo pides tarde no lo tienen  o los precios se ponen por las nubes, y yo no voy a andar de cabeza en estas fechas, porque luego está todo lleno de gente y... (unos minutos más tarde) ...y es que cuando eras pequeño regalarte era más fácil, además pasabas más tiempo en casa y te veíamos y sabíamos... (una hora más tarde)... así que este año no te despistes y me dices lo que quieres prontito, ¿vale?" ¿He mencionado ya que esto me lo suele decir en OCTUBRE?

Normalmente esta charla (anual) me resbala un poco, pero aquella vez me llegó a la patata... además de haber algo que me moría por tener: Jessie, la vaquera de Toy Story. Como fui un chico bueno, y lo pedí pronto, ¡me la trajeron! ¡Me hizo una ilusión tremenda!  Si le tiras de la anilla de su espalda... ¡HABLA! ¡Y lo mejor de todo es que tiene la voz de Joan Cusack! Desde el momento en que llegó a mi vida, no se ha separado de mi mesa/escritorio y es testigo de todo lo que escribo, leo, busco y encuentro, además de ser musa de muchas fotografías y chuminadas varias que se me van ocurriendo. Creo que la ilusión que me hizo sacarla de su envoltorio, así como los buenos ratos que me paso con ella, hacen que merezca salvarse de las llamas.

-    Cuando descubrí que las varitas de Harry Potter se vendían al público y eran asequibles a mi bolsillo, no pude más que comenzar una colección, que ya se compone de seis piezas... Perdón, me comunican por el pinganillo que se compone de siete. Teniendo en cuenta, que debo salvar alguna cosa más de la destrucción que supone un incendio, y que para ello necesitaré mis manos y brazos, en esta crítica situación salvaría cuatro: la de Cho Chang, regalo de cumpleaños de El Hambre; la de el Profesor Slughorn, porque fue la segunda y es muy rara; la de Ojo loco, porque es chiquitita, cabe en cualquier lado y fue una ganga que encontré en internet a mitad de precio; y la de McGonagall, porque es la de mi personaje favorito.
Se que estáis pensando que ante una situación extrema hay que salvar lo importante de verdad...Pero es que desde que llegaron las varitas, me he acostumbrado a ver series y películas con alguna de ellas en la mano... Si no es así... ¡Ya no lo disfruto! Así que, como podéis ver, las varitas para mí son importantes.

-    Salvaría tres libros: mi ejemplar de Momo, subrayado y comentado, el libro que más me ha gustado de siempre, el que más me ha llegado, y me llega, cada vez que lo he leído. Gracias a esta historia, el tiempo en mi vida ha adquirido otra dimensión y la forma en que miro a las tortugas ya nunca será la misma (y no es nada sexual, ¡mentes calenturientas!); La torre de los siete jorobados, una divertida historia en el Madrid castizo de chulapas y cuplés, regalo inesperado de mi queridísimo Toto; y El Arte de las Princesas Disney, un libro de ilustraciones preciosérrimo que encontré en The American Book Center, la última vez que estuvimos en Holanda, y que me regaló El Hambre por Reyes. Aunque penséis que es una cursilada (prejuiciosos), deberíais echarle un vistazo si tenéis oportunidad o la suerte de visitar mi morada.

-    Hace mucho, mucho tiempo (entorno a doce o trece años, pero a mí me parece que fue en el pleistoceno), cuando aún no existía Harry Potter, ni varitas que coleccionar, tuve otra obsesión: los broches y las chapas. Alcancé a tener una basta colección, de motivos, formas y colores la mar de variados. De hecho, trabé amistad con la mejor creadora de adornos de este tipo hasta el momento, al menos para mi gusto, Claudia Bicharraca, cofundadora y alma de Mirada de Vaca. Según ha ido pasando el tiempo esta pasión  (suena mejor que obsesión...) se fue debilitando, pero guardo con mucho cariño dos cajas de aquellas chapitas, chapas y chapones. En esta situación, y ante la urgencia, salvaría una de ellas, dejando en este caso elegir al destino cual de las dos, pues cogería una y seguiría corriendo y gritando entre las llamas.

-    Como se habrá podido observar, me encanta coleccionar y atesorar, por lo que suelo guardar pequeñas cosas a modo de recuerdo, en las cajas de colonia que cada año Su Alteza Real, el Rey Gaspar se congratula en obsequiarme. Así en ellas se puede encontrar Post-it con dedicatorias, fotos, llaves viejas, entradas de cine, museos y teatros, llaveros usados y desgastados, muñecos y no, para los fanáticos de Friends, os comunico que no tengo ninguna cáscara de huevo del primer desayuno que me trajeron a la cama (entre otras cosas porque NO me han traído aún el desayuno a la cama... El que quiera leer entre líneas...). Cajas de recuerdos, tengo tres, así que de nuevo el destino se encargará de elegir por mí una de ellas.

-    Cuando era orco (sí, sí, lo hemos sido todos, preguntad a vuestros ancestros, que os tuvieron que soportar...), algunos fines de semana solíamos ir a ver a mis tíos, y por ende a mis primos, Sito y Sanita. Tenían de todo, los He-Man, los muñecos de Star Wars, las Barbies... Y una amplia colección de discos que me ponían para que escuchase, ¡en su propio tocadiscos! En una de esas tardes, mi prima, seis años mayor que yo, abrió la caja de Pandora y como si nada puso el True Blue de Madonna. Como me quedaría de embobado con aquel disco, que mis padres lo compraron a la semana siguiente, y durante años, no escuché más música que aquella. En el salón, en mi cuarto, en el baño durante la ducha, en el coche, en el walkman (¡Por el amor de Alanis, el tute que le dí a aquel cacharro y a aquel vinilo!). Aquel disco ahora se encuentra conmigo, durmiendo en mi salón (como ya se puede imaginar) ¡Y ni de coña le dejaría arder!

Tengo más cosas que me encantaría salvar, pero seamos realistas, ¿tendría tiempo para ir a buscarlas? ¿Me acordaría de cogerlas todas? Creo que el hecho de hacer esta lista me prepara para esta situación, que espero no se de nunca, pero que... ¿quien sabe? El fuego es muy traicionero casi tanto como el melón cuando lo tomas por la noche, por lo que tener estos objetos en mente, no está del todo mal. ¿Sabéis vosotros lo que salvaríais?

jueves, 16 de febrero de 2012

Excusas para no empezar

Vale lo admito, tengo un problema enorme con los principios. No se si será algo habitual en más gente, incluso me da la sensación de que hay personas a las que lo que les cuesta es terminar. Empiezas algo, lo vas haciendo y a la mitad te aburre y lo dejas, vale, de acuerdo, lo entiendo, pero a mí eso no me pasa. A mí lo que me cuesta un mundo es empezar.

El caso es que una vez metido en faena, el resto es coser y cantar, termino lo que sea y lo hago de rechupete, pero eso sí cualquier cosa me vale para dar largas al comienzo.

Excusa del tiempo:
- ¡¡Puff!! ¡¡Qué tarde es!! ¡¡Ya nada!! Si ya casi es la hora de cenar... 
"Son las siete y media, Señor Ombligo. España sigue siendo el sur de Europa, no hemos sido invadidos por los nórdicos... (Con esto mi conciencia se refiere a los habitantes del norte de Europa, no los edredones, ¡claro!)

Excusa de la salud:
- ¡Buenoooo! ¡Es que creo que me duele la cabeza y no va a poder ser, además estoy cansadíiiisimo! ¿Tú sabes la tarrrrrde que me han dado los orcos? ¡¡Ha sido un no parar!! ¡¡Me tienen la cabeza loca!! Además ayer por la noche comí melón... ¡¡Y qué nochecita he pasao!!
"Efectivamente caballero, CREES que te duele la cabeza, porque sabes de sobra que no te duele, ¡jodío! Los orcos hoy parecían elfos, de lo bien que se han portado. Y en cuanto a lo del melón, ¡¡de verdad que me tienes frita!! ¡Lo que tienes es un morro que te lo pisas!"

Excusa de cualquier cosa es buena:
- ¡Pero mira estos de Facebook la pestañita nueva que han metido! Por favor, que inventazo, es que te pasarías el día dándole sin parar. Se lo voy a recomendar a mis amigos, que hagamos un grupo nuevo en favor de la pestañita. Cómo hemos podido existir todo este tiempo hasta ahora, así a nivel humanidad, sin la pestañita. ¡Por Alanis Morissette! 
"Bonito, ¡ese botón es el de Me gusta! ¡Está ahí desde la creación de la red social en cuestión! :__(" (Mi conciencia empieza a llorar).

Muy unida y muy parecida a la anterior, con el mismo nivel de enganche y poder evasor para iniciar algo es la: Excusa de la tele:
- ¡Sniff! ¡Pobre chica! Embarazada a los dieciseis, no sabe si dar al niño en adopción, sus padres la presionan para que lo haga y su novio es un mamón, ¡que casi ni la mira a la cara! Y lo que viene después ya es la monda, una pobre chica gordita que quiere triunfar en la moda en el Reino de los Cuerpazos, que cuando la preguntan lo más simple del mundo en una entrevista de trabajo no sabe que contestar. ¡Sniff! ¡Sniff! Y lo peor de todo es, ¡¡que si no la cogen dice que es porque es negra!! ¡¡Buaaaa!!¡¡ Cómo puede la vida ser tan injustaaaa!!
"........................................." (Aquí mi conciencia entra en coma, algo sabio por su parte, pues en muchas ocasiones la he sorprendido intentando levantarme del sillón, mientras mi cuerpo inerte no se movía, absorto en este tipo de tramas. Pobrecilla).

Excusa de "lo de los demás es taaaan bueno....":
- Si es que al final, ¿para qué? ¡Si ya hay un millón de cosas parecidas! Y lo mío tampoco es tan interesante. Además, tampoco me sale tan bien como yo pienso, y no me va a llevar a ningún sitio...
"Pues tienes razón, lo que quieres empezar a hacer es una mierrrda pinchada en un palo. Hay un huevo de cosas similares y con toda sinceridad te digo, que lo tuyo es infinitamente peor. ¡Convéncete! ¿Además, sabes que están echando el programa de la peluquera regañona, que endereza negocios maltrechos?" ( Sí, queridos míos, en ocasiones mi conciencia se harta, y se vuelve en mi contra... No la culpo, yo también me cansaría de ser mi conciencia...)

Pero ya he tocado fondo, estoy hasta la coronilla de ver pasar las tardes, de no hacer nada con mi vida y de interesarme por niñatas estúpidas que no fueron capaces de comprar un preservativo. Voy a hacer que mi conciencia se sienta orgullosa de mí, voy a volver a escribir, como ya empecé en Septiembre. Voy a volver a dar la murga al ciberespacio con mis idioteces bloggeras, aunque no las lea ni el tato, aunque las haya mejores y muchísimo más divertidas y bien redactadas, porque cuando lo hago me molo, me siento en paz con el universo y tengo la idea provinciana de que algún día alguien lo leerá y le gustará. Es más, igual, en un arranque de creatividad y locura, empiezo a hacer broches, cojines, muñecos, camisetas, cuentos e ilustraciones, porque hoy Sr Ombligo, deja atrás las excusas y empieza de nuevo...