sábado, 30 de noviembre de 2013

El corto de los Ponis

¡ Por fin! ¡Lo encontré!

Hace un tiempo escribí una entrada sobre "Mis ponis", concepto que se extraía de un corto que no había visto, pero me habían contando y que no había forma de encontrar. Pues bien... ¡LO HE ENCONTRADO!

Si lo queréis ver, aquí os lo dejo.

Por cierto... ¿Cuáles son vuestros ponys?

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Con el chandal y las Camper...

En los tiempos que corren igual alguien que lea esto se puede ofender, pero desde un tiempo a esta parte he descubierto mi auténtica vocación. Yo quiero ser Mantenido.

Ahora mismo me estoy leyendo "Cordero" de Christopher Moore, y nuestros divinos protagonistas se cuestionan que van a ser de mayores, lo que me ha hecho recordar la época en la que yo me hacía esa misma pregunta.

Siempre tuve claro que quería dedicarme a la "doma del orco". Primero porque no me imaginaba yendo a otro sitio no que fuese un colegio a trabajar y segundo porque me encantaban esas películas de adolescentes con profes molones que enseñaban literatura con canciones, apoyaban a sus alumnos a pesar de que eran unos delincuentes roba ancianas pandilleros y conseguían sacarles del hoyo social con un par de chocolatinas,  Bob Dylan y chaquetas de cuero estupendérrimas. (Si no os ha quedado claro, me estoy refiriendo a Mentes Peligrosas con Michelle Pfeiffer). De ahí que comenzase estudiando Filología Hispánica. El problema en todo esto fue que se cruzó el Latín Vulgar e Historia de la Lengua (que es como si fuesen primas) y además a muy mala hora porque se contrapeaban lunes - miércoles, martes - jueves, ambas a las ocho de la mañana. Fue entonces cuando empecé a plantearme que igual lo que me gustaba más era la educación en sí en vez de la Lengua Española, y mucho más que las lengua muertas (Sí señora, ya lo siento, pero el Latín ha muerto). Y ahí comenzó mi periplo por la "doma del orco".

Entonces todo eran ideales, metodologías innovadoras, enseñar, trabajar, vivir solo e independiente, valerme por mí mismo, aportar mi granito de arena a la sociedad... Poco a poco, debo reconocer que, todo esto se ha ido cumpliendo. Pero lo que yo no pensaba, ni remotamente imaginaba, era todo lo que viene asociado a esto. El maldito despertador. ¿Qué me contáis? Da igual lo que te pongas de sonido, da igual lo divertido, bonito, corretón o moderno que sea... ¿Quién quiere a su despertador? Mira que ADORO a mi móvil, pero es el que me despierta y si pudiera lo estampaba contra la pared cuando empieza a sonar. Las discusiones "pedagógicas" con tu jefe/a. Que empiezan con una sonrisa, continúan con un "Pues no me parece", siguen con varios improperios y terminan con un "¡Y punto!". O Las horas extras bien remuneradas con las TAN valiosas medallitas en el pecho otros y las palmaditas en la espalda (Cómo joden esas palmaditas... y más que estas, las sonrisitas que las acompañan...). Ya he trabajado con orcos, que son muy monos y dan mucha alegría, pero... ¿y la que quitan? ¡Que eso nadie lo menciona! Una vez coordinando un campamento, les dije a mis monitores que cuanto más trabajaba con los peques, menos ganas tenía de ser padre... Me hicieron corrillo (como si hubiera vomitado sangre, en plan asco y asombro) y me dejaron de hablar el resto del campamento. Qué dramática es la gente, de verdad...
Y todo esto sin contar que no enseño literatura con canciones, no saco del hoyo a nadie con chocolatinas, no me gusta Bob Dylan y voy vestido con una sudadera naranja chillón nada estupenda, por cierto.

Así que como dice mi amiga Carry Lee, yo ya he experimentado todo esto. Ya se lo que es trabajar, aguantar a un jefe y madrugar... Ahora yo quiero ser Maruja/o. Ponerme el despertador, pero a horas razonables. Desayunar mis tostadas y mi café, e incluso quedar con mis otros amigos Marujos a desayunar y despellejar a los políticos y los famosos. Hacer la casa y que no le falte de ná, que brille como los chorros del oro. Bajar a hacer la compra, al mercao, que el Mercachuflas es muy impersonal y los que te atienden son muy desaboríos (sobre todo una mayor que hay, así mu flamenca, que me mira de soslayo y con la cara mu tiesa). Mejor a los comercios, que cuando te conocen te dan palique y te cuentan su vida, cómo van sus padres, sus maridos y esposas, sus hijos en los estudios, la reforma de la casa, sus problemas de salud o sus ciclos menstruales. Que te fían si no llevas suelto y te ponen un par de lonchas más de jamón ibérico, así por la paletilla... ¡Digo la patilla!
Subir, cocinar para que el Hambre tenga algo rico de comer al día siguiente. Hacer vida en el edificio y subir a visitar a las vecinas, para criticar a la presidenta, que además de ser una chula, creo que incita a comer melón por las noches (Y eso es algo que yo no perdono a nadie. Llamadme quisquilloso, pero...).
Quiero participar en mercadillos benéficos, acudir a exposiciones en días de diario y por la mañana, que eso tiene que ser una gozada, porque seguro que a esas horas no hay bedeles en los museos y puedes acercarte a los cuadros y hacerles fotos, sin que te llamen la atención. Organizar viajes en cualquier fecha y no precisamente en épocas de vacaciones, para que me salga más barato y aprovechar las ofertas absurdas que lanzan algunas compañías de viajes a precios de risa...

Porque señoras y señores, debido a esta crisis nos están haciendo creer que el trabajo es lo mejor que te puede pasar, dando igual los sueldos, las condiciones o las exigencias, y eso no es así. Y es que el trabajo realiza... pero no se pueden aprovechar de eso. Lo que de verdad realiza a cualquiera es poder disfrutar de su tiempo junto a la gente que quiere, y para eso, el trabajo es una herramienta, pero nada más. Trabajar para vivir, pero no vivir para trabajar. ¡Cojona!   

           

lunes, 18 de noviembre de 2013

Listografía Nº 18: Personajes oscuros de una escalera

Cuando compramos un piso o alquilamos una vivienda, nos fijamos en el precio, preguntamos sobre cuanto se paga de comunidad, si está pasada la ITE, si el sol es de mañana o de tarde, si nos pondrían el horno aquí o allí... Pero a alguien se le ha ocurrido pregunta, ¿cómo son los vecinos? ¿Están todos en su sano juicio? ¿Han pasado un examen psicológico recientemente? ¿Tienen o han tenido problemas con la ley? ¿Hay alguno con licencia de armas?

Nadie lo pregunta porque las inmobiliarias o los particulares que venden o alquilan quieren que te quedes la vivienda, y saben, ya te digo que si lo saben, que si te cuentan los oscuros personajes que residen en el edificio, los mostrencos con los que te vas a cruzar en el ascensor o en el descansillo, igual salías corriendo para vivir sólo en el bosque, que al fin y al cabo los bichitos son bichitos porque no les queda otra... Que los bichejos, sin embargo, son deleznables porque les encanta... 

¿Cuándo descubres la verdadera cara de los moradores de las cuevas? En las...  Reuniones de Vecinos (ruido de relámpagos, relinchar de caballos y graznar de cuervos). Fíjate que es algo que me disloca, porque se supone que en estas reuniones la gente, por llamarlo de alguna manera, debería intentar simpatizar, llegar a acuerdos, para que, como caigo bien y soy un amor, consiga un poco lo que quiera y el vecino también... Pues no, aquí lo que funciona es la ley del animal más fuerte. Si tú me enseñas los dientes yo te muerdo una pierna. Pues tú me aplastas la cabeza con la rodilla, yo cojo una silla y te la lanzo a la cabeza,  para que tú, con los ojos como Marty Feldman, cojas un menhir y me aplastes. Y así, suma y sigue.

Tras esta introducción, en la que como veis me estoy quedando bastante a gusto, pasemos a enumerar algunos de los personajillos que pueblan nuestras escaleras, ascensores, portales y puertas colindantes.

El Mal: Señores, el mal nos lo han vendido como un ser único que acecha, pero no es verdad. El mal tiene muchos cuerpos y muchas formas, y por comunidad hay una de estas encarnaciones de la que emana todo lo malo. Cualquier perturbación que pueda surgir en la convivencia de los vecinos, nos llega por este ser. ¿Por qué? Porque disfruta viéndonos pelear, se alimenta de ello. Le excita que le insulten e insultar, haciendo que todos se sientan pequeñitos, porque una vez, la única que lo has hecho, sacudiste el mantel por la ventana. Se deleita con el sonido de su voz en las discusiones porque el color crema no es todo lo crema  que debería, ya que es interiorista y sabe perfectamente cual es el color crema, y él/ella lo quiere crema y no esa, cito textualmente, "mierrrrrda de amarillo". ¿Qué podemos hacer? Cruzar los dedos (para no partirles la cara) e intentar hacerles el menor caso posible, ya que cuanta menos atención más pequeñitos/as se hacen y puede que un día desaparezcan... Para ser reemplazados por un nuevo Mal con energías renovadas. Vamos que de este espécimen no te puedes librar NUN - CA.

La Loca de los Gatos (La LG): Por norma general es una señora mayor, aunque podemos encontrarnos con su versión masculina, el Viejo de los Periódicos, o en su forma joven el/la Soltero/a de los Perros. Nos centraremos en la LG., pudiendo cada uno realizar similitudes con VP. o SP. Esta señora no se pierde una y siempre que se lo permitan irá acompañada de al menos una de sus mascotas. No importa lo que se esté discutiendo, pues lo único que busca es un resquicio para hablar de su hobby y de lo mucho que le han ayudado porque se encuentra muy sola. Problemas con el ascensor: "Hay no se, yo lo que diga el Mal, que sabe mucho, y con tal de no pelearnos... Por cierto, el otro mi Pelusa..." Problema de plagas: "Hay no se, yo lo que diga el Mal, que sabe mucho, y con tal de no discutir... Y hablando de plagas, ayer Misifú mató una cucaracha y se la comió..." (Qué asco señora, eso no lo vaya contando por ahí, que cuando veamos al gato vomitamos). Las personas que viven debajo suelen estar siempre en un brete, ya que oyen golpes y movimientos extraños y no saben si es la mujer que se ha caído redonda o los gatos que saltan desde el sofá jugando con sus pelotitas de lana o los gatos que saltan desde el sofá para jugar y comerse a la mujer que se ha caído redonda.

El vecino que habla solo (El VHS): Depende de cómo te pille, este vecino puede parecerte entrañable o puede provocar que te quedes en los buzones fingiendo coger y leer la propaganda del Lidl para no subir con él en el ascensor. El VHS lo que hace es contar sus"cosas". Da igual si escuchas, él las cuenta. Y digo "cosas" porque a ti ni te van ni te vienen y el hombre (o mujer porque se da en los dos géneros por igual) prácticamente no para de hablar más que para coger aire. En ocasiones, como por norma desconectas cuando está con su retahíla, el VHS lanza alguna pregunta del tipo: "¿O no?" Pregunta muy mal intencionada, porque si te te pregunta "¿Verdad?", tú solo tienes que responder: Verdad, verdad. Pero con ¿O no?, ¡¡lo que quiere es ir a pillar!!  Suerte, que esta especie vecinal, ya hemos dicho que no escucha lo que se les contesta, por lo que cualquier respuesta (incluso gesto) puede valer para que siga con sus "cosas".

Matusalén: En este caso el ente es mujer, con un marido pelele. Debido tooooodos los años vividos llenos de experiencias y emociones, ella sabe más y su marido también, ella tiene más y su marido también, ella es lo más y su marido también, ella... está podrida por dentro y su marido se arrancó los tímpanos para no tener que escucharla más. De hecho se hace el vegetal cuando está juntos, pero cuando te pilla solo en el ascensor te ofrece dinero para que asesines a su esposa. Con su supina sabiduría, Matusalén hace aseveraciones del tipo: "Yo se cómo te han hecho la reforma y la reforma no está bien hecha" (también sabe de arquitectura, porque ella diseñó los planos de las pirámides); "Las pájaros se cagan y no se van, pero yo se cómo iban a irse los pájaros"(ella fue la que introdujo las palomas en entornos urbanos por primera vez); "Es que la luz de la escalera, es para iluminar la escalera" (Eeeeh... ¿Hola?) Y lo peor de todo es que el resto de vecinos asienten como dándole importancia... ¡No! ¡Mal! Lo que acaba de decir está vacío, ¿¡es que NADIE le va a decir nada!? 

El Friki que tiene un Blog para soltar Improperios (El FBI): Pues sí, también suele haber una mosquita muerta que en todas estas reuniones sólo mira y toma nota, para luego poder exponer a los monstruos de sus vecinos y que aquellos que leen sus posts identifiquen rápidamente a los de su especie. Parece de lo más normalito, pero en realidad es un raro, tiene un montón de muñecos guardados en un cajón y les hace fotos, almacena películas y más películas a cual más rara, y tiene unas manías horribles con el melón a ciertas horas, por lo que si le reconocéis andaos con cuidado, porque igual un día os delata... ¡¡Bichos!! (Que anda que no os gusta un despelleje... ).



lunes, 11 de noviembre de 2013

El guerrero que lucha por el amor y la justicia (1ª parte)

Como decíamos ayer...
El otro día curioseando y navegando por mi querido cacharrito, que ya ha aprobado sus exámenes y ahora es un 5 Super en lugar de un 4 pelao y mondao, encontré las fotos de un instagramer oriental en las que la modelo no era otra que Buny Tsukino, la Guerrero Luna. ¿¿Cómo?? ¿¿Qué no sabéis quien es?? Pues prepararse que allá que voy.

La guerrero Luna es... Lo contrario a un héroe. Es una niña envidiosa, caprichosa, chillona, llorona, adolescente de catorce años, dormilona y perezosa, glotona, enamoradiza... ¿He dicho ya chillona y llorona? La verdad, es que todo esto que os digo parece algo malo, pero no es así. Nos venden que los superhéroes deben ser ejemplos, en la mayoría de casos, o nos dibujan adolescentes predestinados con un espíritu entregado al bien mayor desde los doce años, pero todos y todas hemos pasado por la edad del pavo, y digamos la verdad, ¡es muy jodida! Por lo tanto, Guerrero Luna comienza siendo una niñata más llegando tarde a clase, cuando se cruza con unos niños que le están haciendo perrerías a un gato ( y ya sabéis que perrerías es lo peor que le puedes hacer a un gato...). Buny (que es el nombre de nuestra protagonista en la versión española) ayuda al animalito salvándola de los bestias y entonces lleva a cabo el gesto que cambiará el curso de su vida para siempre. Podría no haberlo hecho, haber regañado a los niños y dejar tal cual a la gata; podría haber espantado a la gata y torturar ella a los chavales; o incluso haber espantado a los chavales y haber cocinado a la gata (que ya os digo que la adolescencia es muy mala). Pero no, Buny salva a la gata y le quita una tirita que el animal tiene en la frente, dejando al aire una marca en forma de luna.

Gracias a esto la gata recobra la capacidad de hablar, lo que "obviamente" asusta inicialmente a nuestra protagonista, y le cuenta que está buscando a una princesa y a sus guerreros (que serán todos chicas, por lo que no se por qué no lo llaman guerreras...) y que ella es la primera, la Guerrero Luna. Le regala una polvera monísima, dorada y con muchas piedrecitas de colores, todo muy japo, que le permite transformarse en la heroína tras decir unas palabras. Viendo el cariz que está tomando todo esto, pensaréis que las palabras serán: "Allá vamos, guerrero"; "Por el honor de la princesa"; "Poder de los astros"; "Por el poder de Gresiskool"... Pues no, las palabras son: "¡Prístina Luna, dame el poder!" Eeeeeh... ¿En serio? ¿Niñata de catorce años, que se pasa el día comiendo y babeando por el dependiente de unos recreativos, diciendo "prístina"? Pues sí, amiguitos y amiguitas, y es en este instante cuando comienza la transformación. Una animación de tres minutos en la que, con su respectiva melodía, la joven se va convirtiendo en la gran súper heroína, que viste como un marinerito, con una falda muy, muy corta, con dos coletazas muy, muy largas.


Hasta entonces la vida en Tokio había sido feliz, apacible y tranquila... Pero, ¡Ooooooh!, queridos habitantes de Tokio, Buny le ha quitado la tirita a la gata, vuestras vidas no volverán a ser las mismas. Innumerables demonios van a acechar vuestras calles, poseer vuestros cuerpos, perseguir a vuestros hijos e intentar absorber vuestra energía, porque la chillona de las coletas con déficit de atención, no fue capaz de seguir corriendo hacia el instituto. Mala suerte...

Pues bien, una vez que ocurre esto, todos los episodios son iguales. Un villano quiere la energía de los humanos, manda un demonio para que se la extraiga o libera un demonio encarcelado o posee a un humano para hacerlo, Guerrero Luna descubre sus planes, se transforma (Prístina Luna, dame el poder), lo liquida y vuelve a casa o se va a llorar porque tiene hambre o se va a los recreativos a babear por el camarero...

Como nos anuncia la gata en el primer episodio, la Guerrero tiene que buscar  a más guerreros, que van apareciendo a lo largo de la serie, y así conoceremos a la Guerrero Mercurio, la empollona del insti, Guerrero Marte, la malas pulgas, Guerrero Jupiter, la paleta, y Guerrero Venus, la ligerita. Todas ellas tienen su propia secuencia de transformación similar a la de la protagonista que en ocasiones se combinan en plan video musical. Ni que decir tiene que en todos los episodios varias de ellas se transforman con su coreografía correspondiente. Pensaréis que es un coñazo, pero de verdad, las transformaciones son lo mejor de la serie.

En principio, esta es la base de Sailor Moon (Guerrero Luna). Creo que en post posteriores seguiré contandoos cosas sobre esta singular chiquilla, ya que hemos comenzado a verla de nuevo y aún vamos por la mitad de la primera temporada, que se compone de 46 episodios. Según vaya avanzando os iré contando más. Ahora, aviso que esto me va a dar para mucho porque en total son cuatro temporadas (200 episodios...) ¡Que Alanis os pille confesaos!

No obstante, os puedo asegurar que por muy niñata que sea, Buny nunca comería melón por la noche... Eso es un punto a su favor, ¿no os parece?