No se si ya lo he contado, creo que no, pero tengo una anormalidad en la columna que mi doctora califica dentro de la norma. Tengo la primera vértebra sacro con forma de lumbar, pero está dentro de la norma ya que muchos de vosotros también lo tendréis y no llegaréis a saberlo porque realizáis actividades que no dañan a vuestra columna. En mi caso, entrenar orcos es lo peor que puedo hacer para cuidar mis vértebras, pero de algo hay que vivir. El pasado viernes, mientras veía cómo por primera vez una peque escribía la inicial de su nombre, mi anormalidad dentro de la norma floreció en mi espalda causando rigidez y dolor y provocando que mi expresión facial se contrajera. De tal manera cambió mi rostro, que la niña al ver mi gesto de aflicción tachó con saña la perfecta letra como si hubiese reproducido la señal del anticristo. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Traumas accidentales de la educación infantil!
Pues bien, mi anormalidad ha hecho que me quede unos días en reposo en casa, descansando y viendo porno, por recomendación médica.
Para nada he pasado horas viendo hombretones musculosos rebozándose entre sí. Ni jovencitos escurridos y papanatas rebozándose entre sí. Ni mucho menos hombretones musculosos rebozándose con jovencitos escurridos y papanatas. Ese porno es de cuando éramos jovenzuelos. Cuando aún no conocíamos bien el sexo y queríamos probar lo que se sentía con el tacto desnudo de otro ser humano, experimentar, jugar, ahí veíamos el porno que vosotros tenéis en mente. Ahora que ya lo hemos catado con distintas personas, de distintos tamaños, colores y formas, texturas y sabores, distintos lugares, temperaturas, a solas o en grupo, ese porno ya no nos llama tanto la atención. Ahora somos mayores y tenemos otro porno. Qué es el porno, sino aquello que se desea porque se conoce pero no se puede poseer aún. Aquello de lo que has oído hablar pero que por el momento está prohibido. Lo que sabes que te hará sentir bien y que quieres con todas tus fuerzas... Los programas porno de mayores son... ¡Callejeros Viajeros, Tu casa a Juicio y Dulces increíbles! !Eso es porno y lo demás son tonterías!
Playas limpias y sin gente, de aguas cristalinas (aaaaah)... Menús exóticos en abundancia... (siiii) Gente amable por las calles que te enseña el lugar de cabo a rabo... (mmmmmm) Visitas guiadas por lugares a los que no es posible acceder sin un permiso especial de la embajada... No me digáis que no es para soñar, enamorarse y excitarse... No obstante, para mí este es el porno "soft", el suave (Aunque puede que para algunos de vosotros éste sea el "hard", que ya se sabe que en esto de los gustos y el porno nada está escrito).
A mí, el porno que me pone bruto de verdad es el de Divinity. Una familia canadiense con una casa grande, quieren mudarse a otra casa gigante porque la anterior la tienen destrozada y ya no hay quien lo arregle... Y aquí entran los dos actores porno más cachondones de la historia Hilary Farr y David Visentin. Ella arquitecta e interiorista (mmmm) y él agente inmobiliario (siiii, pequeño...). Hilary les propone reformar su casa con el dinero que la familia le de y que no se vayan de ella, y David les va a buscar la casa/palacio a la que querrán mudarse ¡YA! Aquí te pones a cien. Reforman la casa, haciendo lo que pueden y la dejan preciosa, espaciosa y limpia, con un jefe de obra de cuarenta y tantos que hace mil maravillas con las vigas de madera de Canadá (y con todo lo que cae en sus manos) y que está más bueno que el pan; pero también te enseñan los interiores de unos casoplones con piscinas integradas en la casa o ríos que pasan por el jardín. ¡¡¡Pufff!!! ¡¡Y lo mejor es que al final tienen que elegir!! ¿Os imagináis el subidón que sería elegir entre tu casa reformada perfectamente o una mansión con piscina en el salón y un río en el jardín? ¡Qué gusto, por favor! ¿¡A caso esto no es porno?!
Si aún esto no os parece pornográfico tenemos La Casa de tus sueños, que es exactamente lo mismo pero con dos gemelos Jonathan y Drew, que no compiten sino que trabajan juntos para que una pareja o familia venda su casa, compre otra, que está totalmente ruinosa, al mejor precio y la reforme convirtiéndola en la casa soñada, no sólo de ellos, sino de todo el planeta (aaaaaah!). Tiran muros de pladur, eligen encimeras nuevas (oooooh), tapizan paredes y escaleras con telas y moquetas de ensueño (uuuuf), para acabar decorando la casa en tiendas estupendas con dependientas estupendas... ¡Y todo llevado por unos gemelos! (Siiiiiiiii) Quizá los gemelos no sean lo mayores sex symbols, pero cuando alguien te vende la casa al mejor precio y su hermano idéntico te reforma la nueva...Yo que quieres que te diga... Empiezan a tener su aquel...
Por último, tenemos los programas de tartas. Este es el oscuro secreto de algunos porno adictos adultos. El Fetiche. Muchos los vemos, pero pocos lo vamos a reconocer. El programa es simple, una pastelería de Baltimore hace tartas con la forma que le pidas. Que quieres un dragón... ¡Hecho! Un coche de carreras... ¡Hecho! Una tarta de boda partida por la mitad y en un lado las cosas que le gusta a él y en otro las que le gustan a ella... ¡Hecho! Este programa no es tan porno para mí como los de reformas de viviendas, es más simple babeo, gula y mono de dulce, muy bueno para ver una noche si te dan tentaciones de comer melón, porque si ves esto la fruta no te apetece para nada. De hecho es el porno de mis dientes y empastes. Al Hambre le da un poco de grima ver a los pasteleros trabajando con bases de madera, sopletes y pistolas de pintura (mmmm, me muerdo el labio), pero bueno, es lo que tiene el fetichismo, que no a todos nos gusta lo mismo, ¿no os parece?
Cuando Divinity empezó a emitir, nunca pensé que llegaría a escribir un post sobre la pornografía que emiten en horario de tarde... :P