Por fin. La gente se mueve por un cambio. La gente se harta del sistema en el que nos hemos ido envolviendo y se reune en los parques para hacerlos verdaderamente suyos. El parque que un día "la bruja"(como la han llamado algunos señores hoy en la asamblea) concibió para ganar la simpatía de los habitantes del Reino de Oz, digo de Madrid, ha sido el hogar del inicio del cambio, junto al carril bici amarillo.
Y allí, entre 600 o 700 personas (y no creo que las 1200 que decía el halcón de la asamblea) se ha comenzado a hablar en femenino para referirnos a la pluralidad. Por fin los machos alfas se bajan de sus pedestales y empiezan a reconocer el valor de sus compañeras, amigas, mujeres, novias, etc., con algo que el mundo considera tan banal, pero que algunos filósofos, pensadores y pedagogos, nos explicaron que modifica el pensamiento, y por lo tanto la forma de ser, actuar y relacionarnos. (Ese algo que se ha modificado hoy en la asamblea es el lenguaje, claro)
Del mismo modo, ante un gran grupo heterogéneo se ha explicado el funcionamiento de una de las palabras más bonitas que tenemos: CONSENSO. Intentar escuchar todas las voces y dar soluciones que también abarquen las opiniones disonantes. Y aquí llegó el primer problema. A trabajar así no se aprende nada más escucharlo, y no estamos acostumbrad@s a ello, porque asumir el consenso supone reflexionar, ver la opinión del grupo, valorar mi estado de acuerdo o desacuerdo y ser capaz de dar mi brazo a torcer, o buscar soluciones que se encuentren en el punto medio de todas las visiones. ¿Difícil? Sí, mucho, sobre todo cuando nos han educado para trabajar en la individualidad y en el poder de la mayoría, en el poder de convencer a los individuos para ser muchos y poder así aplastar o ignorar a los que son menos.
Pero, esto va ha cambiar, porque 600 o 700 personas del Reino de Oz, digo de Madrid, junto al carril bici amarillo, han empezado a intentar aprender a trabajar así hoy. Y en cada distrito, otras tantas personas lo están intentado igual y se lo van a llevar puesto hoy consigo, y no se lo podrán quitar en el cine, ni en el restaurante al que van a ir a comer con sus hij@s, ni en el sofá mientras vean el partido de esta tarde. Y si seguimos adelante, seguirá creciendo, y con su día a día lo contagiarán y se lo explicarán a sus compañer@s de trabajo, a sus hij@s y niet@s, a sus parejas, a sus porter@s, a sus alumn@s, a sus pacientes... Y cuando nos queramos dar cuenta, por fin lo habremos conseguido. Habrá crecido algo nuevo, tendremos frutos de cambio. Por eso, como dice uno de los más sabios entre los sabios, según mi punto de vista: No Paréis.
Así que, NO PAREMOS.
Yo también estuve allí, en la asamblea popular de ARganzuela, y me encanta como lo cuentas... No paremos pues...
ResponderEliminarMuchas gracias. La verdad que es esperanzador vernos aprendiendo a caminar.
ResponderEliminarUn abrazo