Con motivo de mi post anterior, y ya que llevo una semana algo simple y alicaída, he decidido continuar con otra de mis listografías, esta vez la de las películas musicales que más me gustan o que más me han marcado desde la infancia hasta mis treinta y una primaveras.
Os comunico desde ya, que por mucho que alguien piense que Conan, el Bárbaro es un ballet, no pienso hacer referencia a este tipo de películas, sino a las que se idearon, pensaron y rodaron como musical, más allá de interpretaciones.
Hairspray: Sin palabras. En un principio me resistí a verlo, pero cuando Carrie Lee lo trajo a casa, me fascinó. Sus números musicales, sus rítmicas y melódicas canciones, su humor sibilino e inteligente, el tema de la igualdad racial, John-Tra haciendo el papel de madre obesa hiperprotectora y Michelle Pimientas en el papel de mala malísima, a la par que estupenda estupendísima... Todo esto sumado a que está inspirado en una película de John Waters, con Divine como madre de la protagonista, que siempre es un plus. Desde entonces, cada vez que alguien habla de musicales, el primero que me viene a la cabeza es Hairspray. Quizá no sea mi preferido (o quizá sí), pero desde luego es el que más me impactó, pues es del que menos me esperaba.
Hair: Desde que escuché en una cinta de mi madre la canción Aquarius, me enamoré de la melodía. Debía tener como doce o trece años. Al comentárselo a ella, me contó que procedía de un musical que trataba el tema de los hippys y la Guerra de Vietnam, y a mí cada vez esto me iba gustando más. Con la llegada del DVD, también llegó la oleada de la remasterización y el relanzamiento de grandes clásicos, y fue entonces cuando pude ver esta maravilla psicodélico-pacifista. A quién no le gustaría colarse en la fiesta de unos ricachones y ponerse a bailar sobre su preciosa mesa llena de cubiertos de plata, o bailar alocadamente en Central Park con el pelo lleno de flores, o gritar a los cuatro vientos lo mucho que aprecia su pelo, como marca de identidad y rechazo a los clichés establecidos. En plena adolescencia, ¿a quién no le podía gustar este musical? Para mí, este fue el más deseado y esperado.
Y ya que hemos hablado del musical de mi adolescencia, tendremos que hablar de los musicales de mi infancia, sin contar con los largometrajes Disney, que son películas de animación.
El Mago de Oz: Colores, familia, musica pegadiza, bailes, una niña como protagonista... ¿Qué pequeño proyecto gay no se iba a encandilar de esta cinta? Gracias a esta película cada vez que imaginamos una bruja lo hacemos con sombrero de pico, vestida de negro y piel verde, que en el mundo real es una profesora o vecina refunfuñona.
Además, creo que antes, la emitían a menudo en Navidades, lo que sin lugar a dudas hace que esta historia se asocie en mis recuerdos a regalos, emoción, momentos de familia y situaciones agradables.
Sonrisas y Lágrimas (The Sound of Music): Por un lado, Julie Andrews, la perfecta maestra y cuidadora de infantes (Mary Poppins y Fräulein María), entrenando orcos en el campo, llevándoles de excursión por los Alpes, haciéndoles trajes con cortinas monísimas y cantándoles para que no tuviesen miedo de los rayos y truenos de una tormenta... El ideal hecho música. Y por otro, he de confesar que interpreté a Rolf, el cartero nazi, en la versión del grupo de teatro del instituto, con su correspondiente número musical (Y el sueño se hizo realidad).
Cabaret: la homosexualidad, el mundo del espectáculo, las coreografías imposibles de Bob Fosse, la fotografía decadente y sus guiños al arte contemporáneo, el análisis social del Berlín anterior a la Segunda Guerra Mundial, el antisemitismo, el aborto, el amor, la amistad... A pesar de haber escuchado en infinidad de ocasiones su legendario "Money, money", llegó a mí en mi mayoría de edad, cuando ya era capaz de comprender todo lo que se esconde debajo de cada número musical. Una obra maestra fascinante.
Victor o Victoria: Quizá sea la versión cómica y edulcorada de Cabaret. Temas similares, pero todo más fácil de tomar (nada de abortos y amores imposibles), como no podía ser de otra manera teniendo de nuevo a Julie Andrews como protagonista. Dignas de mención son sus escenas de humor tipo años veinte en las que uno entra otro sale y se buscan pero no se encuentran jamás. Divertida y, de forma modosita, atrevida para los años en los que se rodó y el público al que se destinaba.
The Rocky Horror Picture Show: Locura, diversión, situaciones absurdas e inconexas, libertad sexual, todo un ritual de frases y reacciones, para determinadas escenas, a sus espaldas (que casi necesita manual de instrucciones) y una iconografía legendaria de corsés, tacones y medias de rejilla. Si te han venido gustando los musicales y ya has visto Víctor y Cabaret, el paso lógico en la evolución del musical es que te guste Rocky. Éste llegó en la época en la que salía, entraba, trasnochaba, conocía gente y más gente... Vamos, cuando mi propia vida era un Ombligo Horror Show.
Moulin Rouge: Quizá ésta es una de esas películas que en ocasiones te avergüenzas de reconocer que te gustan, y que te gustan tanto. Si no la vi alrededor de veinte veces no la vi ninguna. Consecuencia: que ahora cuando pienso en verla me da un poco de pereza. Creo que fue con Moulin Rouge con la que me enamoré de Ewan (el resto de sus películas como que consolidan el enamoramiento inicial, pero MR es como el flechazo), y en la que todos pensamos: "Pero que guapísima es Nicole Kidman, ¿no?" Ríos de lágrimas, emoción a flor de piel, números musicales y coreografías a gran escala, una escenografía barroca y la expresión del amor hecha imagen y sonido (una explosión de luces de vengalas y los protagonistas cantando I will always love you... Eso es enamorarse, señores, y lo demás son tonterías)... Sí, mucho merengue y pastel de fresa.
Y por último... ¡¡Barbra Streisand!!
Funny Girl: No había visto este musical, hasta que lo nombraron en In & Out (en la que el protagonista es un ultra de la Streisand y habla de él). Intrigado por esto lo vi, y más o menos para el minuto quince, ya estaba prendado de este musical. Barbra haciendo el ganso en patines, Barbra haciendo el ganso vestida de novia, Barbra haciendo el ganso en una partida de póker, Barbra totalmente destrozada por el amor, con unas uñas y una manicura de infarto... Lo típico. El origen de la popularización de temas como People o Don´t rain on my parade.
Hello Dolly: Desde muy pequeño, creo recordar imágenes de esta película: mujeres con trajes pomposos en colores pastel, que hacen que parezcan pastelitos de crema saltarines; hombres alargados y extremadamente delgados con pantalones de pitillo, que bailan casi de puntillas; y una Barbra con una melena recogida en un moño, de un color naranja radioactivo que te hace sospechar de su peluquero y el tinte que ha empleado. De nuevo una película divertida, amena y hecha a la medida de la Diva: Barbra haciendo el ganso cuando va a coger el tren, Barbra haciendo el ganso en una tienda de sombreros, Barbra haciendo el ganso en un restaurante de lujo, Barbra saliéndose con la suya en una explanada llena de gente aplaudiendo en su boda... Todo ello con unas uñas y una manicura de infarto... Lo típico.
Así pues, si algún día os apetece ver un musical, y no sabéis por cual decantaros, aquí os dejo mis recomendaciones. Eso sí, recordad que con melón un musical no se disfruta como es debido, y mucho menos si lo vais a ver por la noche.
¿Y las vuestras? ¿Cuales son vuestras películas musicales favoritas?
¿Y las vuestras? ¿Cuales son vuestras películas musicales favoritas?