lunes, 9 de abril de 2012

Aventura en la Granja Escuela Zombi

¿Las vacaciones? Pues bien, descansando mucho y recuperando fuerzas, ya que los tres días anteriores al descanso vacacional, los entrenadores y los orcos fuimos a la Granja Escuela Zombi.

Nos lo vendieron como una nueva experiencia, que no suponía ninguna diferencia con las granjas ordinarias y que además ayudaba a la inserción de los zombis en la sociedad, mejorando su autoestima e imagen frente al resto de grupos sociales. A pesar de mi reticencia y la de mi compañera Aby Argominable, el resto del equipo docente parecía muy dispuesto y emocionado con el proyecto y la experiencia, por lo que dejamos atrás nuestros prejuicios y nos lanzamos a lo que sin duda sería una estupenda aventura.

Al llegar, los zombis nos recibieron amablemente, sin mucho ánimo y efusividad (claro, que para estar  muertos y seguir moviéndose, no está nada mal). El problema es que con los orcos has de ser enérgico y contundente en sus peticiones, demandas, exigencias o explicaciones, si no, poco puedes conseguir de ellos. Así que cuando el zombi calvo y la chica zombi le pedían a los enanos, nada más bajar del autobús, que dejasen de dar con el palo en la cabeza a las tortugas con su soniquete lastimero y ranqueante, éstos les miraban, sonreían y continuaban con su nuevo juego preferido: "Comprueba si ese caparazón aguanta". Al ver que no les hacían caso, los muertos vivientes resoplaban, guardaban sus pútridas manos en los bolsillos y se resignaban ante la indiferencia de los pequeños.

Por tomar contacto con los zombi granjeros e intentar conocer un poco más este mundo de los no muertos, me acerqué al zombi con pelo para charlar:

- Hola, ¿qué tal? ¿Te doy la mano o me quedaré con ella colgando? - Lo se, es un chiste muy fácil, pero no se me ocurría cómo romper el hielo. No hubo respuesta, pero sí me ofreció su extremidad, por lo que le saludé con cierto recelo -. ¿Y cuanto tiempo llevas muerto?
- Doooos...  aaaaaañooooos.
- ¡Puff! ¡Qué putada! ¿Y cómo fue? Si no es mucha indiscreción...
- Indigestióóóóón... Comíííí... melóóóóón... por la noooocheeee...
- ¡Lo sabía! Si es que el melón por la noche mata, todo el mundo lo sabe... ¿Y cuanto tiempo llevas en esto de la granja?
-  Treeees.... hooooras... - y acto seguido comenzó a babear. "¡Qué poquita confianza me da esto!"

Según avanzaba nuestra estancia comenzábamos a descubrir pequeños inconvenientes de la Granja Escuela Zombi. Por ejemplo, no tenían huerto, ya que al parecer habían intentado en innumerables ocasiones ponerles a arar, sembrar o regar, obteniendo como resultado una mirada al infinito, sin resultados productivos, o accidentes entre empleados zombis que llevaban a la recaída de los mismos, con las viscerales consecuencias que os podéis imaginar ("Sí, un asco y un pringue"; según el coordinador del lugar).

A lo largo de la estancia, vimos distintos animales, aunque las explicaciones y guías de los muertos vivientes no parecían corresponderse del todo con lo que los entrenadores esperábamos obtener de una granja para nuestros orcos:

- ¿Veis esta vaca... taaaan grandeeee? - pregunta la zombi chica -. Es tan graaaande... que cuando caga... lo hace encima del muuuuuro... jejejeje - dato que a los peques les parece de lo más interesante, pero que a los entrenadores nos parece de lo más prescindible, cuando puedes hablar de qué comen las vacas, cómo lo comen o los múltiples beneficios que nos aporta -. ¿Y sabéis algo más? - A ver, quizá haya hecho un juicio apresurado de la explicación -. Esta vaaaaca... es taaaan grande... que solo puede salir.... de donde está... si la descuartizamos... - Y dicho esto, mira a la vaca fijamente y comienza a babear.

- ¡Chicos! ¡Vamos saliendo de aquí, que zombi chica necesita un momento para volver en sí y dejar atrás sus pensamientos devoradores!

Por teléfono nos comentaron que tenían diversos tipos de aves, gallinas, gallinas de guinea, pavos, pavo reales... Y yo que soy un gran amante de los patos y los gansos quise acercarme con los orcos a ver estas graciosas y entrañables aves. Zombi chica amable y tranquilamente nos acompañó hasta el recinto de las ánades...
Aquello estaba desolado. Ni un solo ave, pero todo lleno de plumas, como si alguien hubiese decidido hacer caldo para un regimiento.

- Perdona, ¿y los patos?
- No están... Desaparecieron... antes de ayer. Por la mañana vinimos y ¡puff!... Ya no estaban...

Curiosamente al volver la mirada al recinto de los patos, zombi chica comenzó a babear de nuevo, y comentándolo con el resto de compañeras, todos los zombi granjeros contestaron lo mismo, con la misma secreción de fluido salival tras la explicación del suceso.

Varias de las actividades que nos proponían eran realizar circuitos de multiaventura adaptados al nivel y estatura de los orcos. En un principio, a todos nos pareció una gran idea para que los enanos perdieran el miedo a realizar determinados movimientos y que desarrollasen sus capacidades motoras. 
Lo que no podíamos imaginar, era que durante cuatro horas y media diarias, nos iban a tener, a los entrenadores y a los pequeños, en una explanada a la solanera, sin ningún tipo de resguardo, sombra o refrigerio, sin tener en cuenta que entre el sol y el movimiento,  la carne de los zombi granjeros acelera su proceso de descomposición y desprende un olor horrible y hediondo, que convirtiendo la actividad en una nueva y mezquina forma de tortura.

Llegados a este punto, y temiendo que el relato de nuestras experiencias en la Granja Escuela Zombi puedan afectar vuestra sensibilidad, prefiero adelantarme al final y no seguir narrado nuestras peripecias. Como podéis concluir, salimos vivos de aquella y sin ninguna baja por parte de los orcos (aunque no podemos decir los mismo de los conejos recién nacidos... que también desaparecieron en la noche...). Pero si queréis escuchar el consejo de este humilde entrenador de orcos, no vayáis a una Granja Escuela Zombi, no son como una granja ordinaria... No lo son... ¡¡¡NO LO SON!!!

(Por desgracia, este post está basado en hecho reales, así que... nada de melón por las noches u os convertiréis en zombi granjeros).

2 comentarios:

  1. Nonono, de melón por la noche nada, y si una mañana me despierto y en lugar de Perrito sólo queda un montón de pelos y yo ahí babeando? Qué miedo!

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    1. Cuidado entonces, querida Be, con la dieta de tu amantísima mascota porque quizá sea Perrito el que lo coma una noche y... ¿Crees que podrá frenar sus instintos o le pasará como a los zombi granjeros con sus patos? o_O (chán - chán - chaaaaaaan)

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