Cuando escuchaba decir a Beqad que Dr Who es una de las mejores series, y una de sus preferidas, me costaba creerlo. Imagino que en cierto modo era por la cantidad de cosas que tendría que empezar a ver, y todo lo que tendría que descubrir, si decidía ponerme a ello, porque son seis temporadas las que van ya (empezó a emitirse de nuevo en 2005).
Como buena contrabandista y camella de series que es, Beqad nos ofreció un caramelo con la siguiente frase: "Vosotros veis este episodio, y si no os gusta, no veáis más". ¡JA! ¡Qué jodía! Un episodio trepidante, lleno de tensión, intriga, incógnitas, seres extraños y aterradores, y un personaje al que llaman Doctor (a secas) audaz, rápido, frenético, misterioso e hilarante, que no protagoniza el capítulo, pero que de alguna manera es el eje de todo lo que ocurre. Si después de ver aquello, no hubiese querido seguir investigando sobre aquellos personajes y aquellas tramas, significaría que no soy un ser humano vivo, sino una rana croando en su estanque.
Y así, como si nada, llegó a mi vida Doctor Who. Lo primero que te engancha es la sintonía. Misteriosa, arriesgada, aventurera, emocionante, hipnotizadora, te capta y te arrastra por el vórtice espacio-temporal junto con la TARDIS (Time And Relative Dimension In Space). Tras esto, queridos amiguitos, es cuando ya no hay vuelta atrás, el viaje a lo desconocido a comenzado.
En un principio, la serie tiene la textura de las series británicas y piensas: "La misma calidad de imagen que Mister Bean, esto no va a ser para mí". Pero la historia, los personajes, la emoción de los viajes por el espacio y el tiempo, las pequeñas intrigas que van hilando un episodio con otro y el humor sencillo y natural, te atrapan como hizo la sintonía desde el principio. Y cuando quieres darte cuenta, estás en el final de temporada, junto a Rose Tyler, ojiplática perdida, alucinando porque el sistema de defensa del Doctor se activa, y para poder curarse regenera toda su estructura molecular y cambia de forma. ¡Toma paja mental! (Giro argumental que lleva repitiéndose desde 1963, cada vez que el actor que hacía o hace del Doctor, quiere abandonar su papel, o los productores deciden que ya ha llegado su hora de retirarse).
Desde 1963 hasta la fecha ha habido once Doctores, todos y cada uno con sus dos corazones, su excentricidad y siempre con sus particulares formas de vestir, dependiendo de la época. Por ejemplo el de los setenta (Tom Baker) iba muy hippy él, con su bufanda larga de lana. O el de inicios de los ochenta (Peter Davison) con su jersey de pico, tan mono y tan pijín. Y qué decir del Noveno Doctor (Cristopher Eccleston) con su chupa de cuero negro, tipo Matrix, muy del estilo nuevo milenio.
Dicen que no hay Doctor como el primero (es decir, que el primer Doctor que conoces y descubres, es el que más te gusta después), y por eso, aunque comenzamos a ver la serie desde la primera temporada con el Noveno Doctor (Eccleston), a mí el que más me gusta es David Tennant, más pizpireto, exagerado y guapete (para gustos los colores) que su predecesor, protagonista del episodio "caramelo" suministrado por nuestra camella. Siempre con sus trajes marrones, su gabardina y ese toque de Peter Pan amoroso que hace que desees locamente que te invite a dar un garbeo multidimensional en su cabina telefónica. Porque sí, queridas niñas y niños, este Doctor, a lo largo de sus múltiples formas, vidas y aventuras viaja en una nave con forma de cabina telefónica. ¡No se puede ser más británico que esto, señora!
Pero lo mejor de todo, al margen de los doctores son los villanos. Podríamos tener unos marcianos viscosos hechos con tecnología puntera. O fabulosos seres energéticos lanza rayos. Pero no. Esta serie nacida en los sesenta, pretende ser coherente y dar una continuidad a lo que ya ha vivido su protagonista. Por lo que, si en sus inicios el peor enemigo que nuestro héroe se podía echar a la cara era un cubo de basura metálico con una luz azul a modo de ojo y un par de barras de hierro a modo de armas, ahí que siguen los Dalek, con su mismo formato y su misma voz de vocoder, tipo robot. O qué decir de los Cibermen, versión robótica y malvada del Hombre de hojalata (sin bailar, ni cantar, ni querer tener un corazón, ¡claro!), de nuevo con voz vocoderizada, órdenes tipo computadora (Delete!! Delete!!) y un mal interior muy chungo.
Por otro lado, están los seres que nos propone Steven Moffat, uno de los guionistas de la serie y ahora guionista principal y productor ejecutivo (gracias wikipedia), que nos muestra seres malignos que lo son por algo, no sólo por la ilusión que les hace dominar el universo, y que pertenecen al mundo de lo cotidiano: estatuas que vigilan y te acechan, niños que buscan a su madre con llantos quejosos, los peligros que ocultan las sombras de nuestro entorno o la melancolía de saber que ha llegado tu hora. Y todo ello, con unos efectos especiales básicos, mucho más cercanos y realistas. Quizá un día escriba un episodio sobre el Melón Asesino, ¿más cotidiano que eso? ¡Quién sabe!
Pues bien, aquí me tenéis más enganchado a esta serie, de lo que nunca hubiese predicho, a las puertas del final del Décimo Doctor, sintiéndome como Rose Tyler, ya que sospecho que ya nada será lo mismo sin Tennant, aunque Matt Smith seguramente sea un gran Doctor y me haga vibrar como lo hicieron los otros (Sí, sí, cariños, ese tipo de vibrar).
Así, os digo como una buena amiga me dijo un día: "Vosotros veis este episodio, y si no os gusta, no veáis más"
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Doctor Whooooo, only youuuuuu
ResponderEliminarYo añadiría, a todo lo anterior, que esta serie o se ve en inglés original, o casi mejor que no se vea, los acentazos son de lo más!
- You're accent sound north.
- Many planets have north, youknawww?
Oooooh! Me encanta este post!!
ResponderEliminarSoy una camella, sí, pero una camella súper responsable que os hace seguimiento. ^_^
A mí me encantan tus "drogas", y sí, tienes toda la razón, nos haces un gran seguimiento... Por lo que me estoy dando cuenta de que... ERES NUESTRA "DOCTORA WHO" PARTICULAR!! Qué guay!! Me pido la versión masculina de Amy Pond, te parece?
ResponderEliminarY por cierto, un "me encanta" por parte tuya es un regalazo!! ^_^
Tengo en casa tres paquetitos envueltos esperando que sus dueños vengan a por ellos. Habéis leído bien, TRES. Aún falta el cuarto, estoy que-me-su-bo por las paredes...
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