2 de Octubre de 2011, Madrid, Puerta del Sol. Minnie Mouse comienza su jornada globofléxica.
Aún recuerdo la primera vez que la vi allanando el espacio asignado a las estatuas vivientes. Con todo su descaro, porque como ellos no se podían mover, ahí la tenías, ante sus propias narices quitándoles admiración y público. Y aunque el buenazo de Bob Esponja habló con ella de muy gentiles formas, ya le advertí: Esta no es trigo limpio, Señor Esponja. Tiene una mochila muy rara, que habla y canta, y tiene un spanglish que no me termina de gustar. No es de fiar, Bob. ¡Ya verás!
Pero nada, la fuimos dejando, se fue ganando la confianza de todos y poco a poco se ha ido comiendo el espacio de cada uno. Se pone donde la sale de la raja, no respeta tiempos y encima, ¡pone precio a lo que hace! Pero bueno, desde cuando se ha visto que le pongamos precio a las obras manuales de arte plástico que hacemos. Desde un principio, cuando tuvimos la reunión del Colectivo Internacional de Trabajadores al Aire libre (CITA), acordamos que nuestra sección (dibujos animados y estatuas vivientes) siempre pediría la voluntad, porque nuestra verdadera recompensa es la sonrisa de los niños, y más en concreto para nosotros y nosotras, la devoción de los fanáticos del moldeamiento del plástico. ¡Y ya está! ¡NADA DE PRECIOS!
No es como los chaperos, los pobrecitos, que tienen que estar ahí sus horas. Y las charlas, miraditas y toqueteos que tienen que aguantar de todos los vejetes sobones. ¡Normal que pongan esos precios! Además, ahora que han cambiado toda la plaza, les han expuesto mucho más, y si les ves... ¡Angelitos! ¡Parece que están como desorientados, los pobrecitos míos! Y como tienen casi al lado a las lumis de Montera, tienen que poner un precio que les merezca la pena y defender así su producto en el mercado. ¡Pues chica, que ni a los chaperos respeta, la zorra de Dora! Que ya me ha contado el Loco de las tres cabezas en la mesa, que le han llovido ofertas de viejecitos, devaluando así el esfuerzo de los chicos. Que si no llega a ser por Patricio y la Mujer del traje de frutas, sale tarifando con uno de ellos. ¡Qué lianta que es! ¡Qué lianta!
Y luego está el tema de los materiales, que no es por malmeter, pero Winnie de Poo me ha dicho, que ha oído a su amigo el Spider Man gordo, el de la Plaza Mayor, que un chino de un polígono le ha contado, que ella misma le comentó que compra los materiales en un almacén que no tiene muy buena fama, y que ahí todo es de muy mala calidad, pero muchísimo más barato. Y para más inri, le aseguró que casi le cae un puro porque un niño se intoxicó, ¡CREEN!, que con los productos con los que limpian sus globos. Pero ahí no acaba la historia, que otro casi se ahoga con una de sus obras manuales de arte plástico, porque le hizo una boa constrictor en pleno ataque y cuando se pinchó el globo, el pequeño quedó atrapado y constreñido en la espiral de fina goma. En cuestión de segundos el niño pasó del rosa al morado intenso. Al parecer el padre, que es extranjero, quería denunciarla y llevarla a juicio y... Lo que te digo... ¡Si es que no es de fiar!
¡Mírala! Ya está otra vez aprovechándose de que la Pareja de rebozados en barro tienen los ojos cerrados. ¡Si es que casi está en el medio, la muy guarra! ¡Que si no le cogen un globito los turistas no deja ver nada! Yo no aguanto más. ¡Le saco los ojos, el hígado y me meriendo su corazón! Que se ponga Bob, como quiera. ¡Yo hoy la mato!..."
Así, un grupito de niños y niñas, de distintas nacionalidades, crecerá desarrollando un frenético pavor a los dibujos clásicos Disney. Porque una tarde de Domingo, mientras paseaban con sus padres, vieron como Minnie Mouse intentaba arrancarle los ojos a Dora la Exploradora, con sus enormes manos enguantadas. Y que aunque Bob Esponja y Patricio consiguieron separarla de su víctima, no dejó de patearla el estómago entre gritos de dolor, con sus enormes zapatones de tacón rojos con lunares blancos.
Cuando, en un futuro, le cuenten el suceso a su psiquiatra en el hospital, junto a una rodaja de melón, recordarán entre sollozos: "Y todo aquello pasó, sin que ninguno perdiera la sonrisa... permaneciendo la felicidad en sus caras... Aún veo esos ojos vacíos!! Cierre usted esos ojos, doctor!! Ayúdeme!! Que no me cojan!!"
¿Que no os lo creéis? Pinchad aquí.
¡Bestial! Absolutamente bestial.
ResponderEliminarY si Coco (mi idolo) y su amigo Elmo se sacaron una pasta evitandoles el trauma de la raja de melón y el psiquiatra a esos orcos pequeñuelos, es una simple señal de que la justicia existe.
Y esto de que tu blog no me deje comentar con mi auténtica identidad ¿será un efecto de la protección a orcos pequeñuelos?
Amanita Phaloides, Reina del Tesón comentarista...
¡¡Todamente bestial!! Cuando me lo contaba mi hermana pensaba que se lo estaba inventando y no podía dejar de pensar en los niños y niñas que estarían viendo la bonita escena... ¡¡Menudos ponys!!
ResponderEliminarPor cierto, lo de la identidad del comentario, lo estás haciendo desde un móvil? Porque una vez intenté comentar yo en el tuyo desde mi móvil y me daba problemas... Puede que sea eso. Si no, pues ni idea, cosas de las nuevas (ya no tanto) tecnologías.
Ah! Y mil gracias por comentar!!
Completamente leido (esta vez si que si) con todas su comas y puntos; es verdad, Sol es tocamerroque, nada que ver con Las Ramblas, donde cada cual tiene su espacio la mar de delimitado pero aquí tenemos lo fresco de lo improvisado, lo alegre del aquí te pillo aquí te globoflexeo, allí es todo más constreñido y huele a rancio.
ResponderEliminar