jueves, 23 de febrero de 2012

LISTOGRAFÍA Nº 1: Cosas que salvaría si mi casa estuviera en llamas

Hace unos meses me compré un libro con el propósito de entrenarme en esto de la escritura. Se titula "Listography. Your life in lists", y como habréis podido deducir, porque sois gente con criterio e inteligencia (por eso leéis este blog...), está lleno de títulos de posibles listas a confeccionar, y así contar tu vida a través de ellas. Como no sólo hay que escribir cuando viene la inspiración, sino que ésta te tiene que encontrar escribiendo, he decidido que cuando no tenga nada trepidante que contar (¡¡No puede ser Sr. Ombligo, si tu vida es la mar de interesante!!....), voy a tirar de lista y a relataros un poco mi vida y peripecias.

LISTA DE LAS COSAS QUE SALVARÍA SI MI CASA ESTUVIERA (O ESTUVIESE) EN LLAMAS.

En primer lugar, aclarar que el móvil no cuenta como cosa a enumerar en esta lista, ya que mi querido iPhone y yo somos uno, no se nos puede concebir el uno sin el otro y viceversa. Por lo tanto, lo salvaría, sí, porque lo contrarío significaría que yo mismo habría sido pasto de las llamas.

-    Hace un año y algo, más o menos para octubre, mi madre llegó con la eterna pregunta o quizá más bien reproche: " Vete pensando qué quieres para Reyes, que igual si me lo pides tarde no lo tienen  o los precios se ponen por las nubes, y yo no voy a andar de cabeza en estas fechas, porque luego está todo lleno de gente y... (unos minutos más tarde) ...y es que cuando eras pequeño regalarte era más fácil, además pasabas más tiempo en casa y te veíamos y sabíamos... (una hora más tarde)... así que este año no te despistes y me dices lo que quieres prontito, ¿vale?" ¿He mencionado ya que esto me lo suele decir en OCTUBRE?

Normalmente esta charla (anual) me resbala un poco, pero aquella vez me llegó a la patata... además de haber algo que me moría por tener: Jessie, la vaquera de Toy Story. Como fui un chico bueno, y lo pedí pronto, ¡me la trajeron! ¡Me hizo una ilusión tremenda!  Si le tiras de la anilla de su espalda... ¡HABLA! ¡Y lo mejor de todo es que tiene la voz de Joan Cusack! Desde el momento en que llegó a mi vida, no se ha separado de mi mesa/escritorio y es testigo de todo lo que escribo, leo, busco y encuentro, además de ser musa de muchas fotografías y chuminadas varias que se me van ocurriendo. Creo que la ilusión que me hizo sacarla de su envoltorio, así como los buenos ratos que me paso con ella, hacen que merezca salvarse de las llamas.

-    Cuando descubrí que las varitas de Harry Potter se vendían al público y eran asequibles a mi bolsillo, no pude más que comenzar una colección, que ya se compone de seis piezas... Perdón, me comunican por el pinganillo que se compone de siete. Teniendo en cuenta, que debo salvar alguna cosa más de la destrucción que supone un incendio, y que para ello necesitaré mis manos y brazos, en esta crítica situación salvaría cuatro: la de Cho Chang, regalo de cumpleaños de El Hambre; la de el Profesor Slughorn, porque fue la segunda y es muy rara; la de Ojo loco, porque es chiquitita, cabe en cualquier lado y fue una ganga que encontré en internet a mitad de precio; y la de McGonagall, porque es la de mi personaje favorito.
Se que estáis pensando que ante una situación extrema hay que salvar lo importante de verdad...Pero es que desde que llegaron las varitas, me he acostumbrado a ver series y películas con alguna de ellas en la mano... Si no es así... ¡Ya no lo disfruto! Así que, como podéis ver, las varitas para mí son importantes.

-    Salvaría tres libros: mi ejemplar de Momo, subrayado y comentado, el libro que más me ha gustado de siempre, el que más me ha llegado, y me llega, cada vez que lo he leído. Gracias a esta historia, el tiempo en mi vida ha adquirido otra dimensión y la forma en que miro a las tortugas ya nunca será la misma (y no es nada sexual, ¡mentes calenturientas!); La torre de los siete jorobados, una divertida historia en el Madrid castizo de chulapas y cuplés, regalo inesperado de mi queridísimo Toto; y El Arte de las Princesas Disney, un libro de ilustraciones preciosérrimo que encontré en The American Book Center, la última vez que estuvimos en Holanda, y que me regaló El Hambre por Reyes. Aunque penséis que es una cursilada (prejuiciosos), deberíais echarle un vistazo si tenéis oportunidad o la suerte de visitar mi morada.

-    Hace mucho, mucho tiempo (entorno a doce o trece años, pero a mí me parece que fue en el pleistoceno), cuando aún no existía Harry Potter, ni varitas que coleccionar, tuve otra obsesión: los broches y las chapas. Alcancé a tener una basta colección, de motivos, formas y colores la mar de variados. De hecho, trabé amistad con la mejor creadora de adornos de este tipo hasta el momento, al menos para mi gusto, Claudia Bicharraca, cofundadora y alma de Mirada de Vaca. Según ha ido pasando el tiempo esta pasión  (suena mejor que obsesión...) se fue debilitando, pero guardo con mucho cariño dos cajas de aquellas chapitas, chapas y chapones. En esta situación, y ante la urgencia, salvaría una de ellas, dejando en este caso elegir al destino cual de las dos, pues cogería una y seguiría corriendo y gritando entre las llamas.

-    Como se habrá podido observar, me encanta coleccionar y atesorar, por lo que suelo guardar pequeñas cosas a modo de recuerdo, en las cajas de colonia que cada año Su Alteza Real, el Rey Gaspar se congratula en obsequiarme. Así en ellas se puede encontrar Post-it con dedicatorias, fotos, llaves viejas, entradas de cine, museos y teatros, llaveros usados y desgastados, muñecos y no, para los fanáticos de Friends, os comunico que no tengo ninguna cáscara de huevo del primer desayuno que me trajeron a la cama (entre otras cosas porque NO me han traído aún el desayuno a la cama... El que quiera leer entre líneas...). Cajas de recuerdos, tengo tres, así que de nuevo el destino se encargará de elegir por mí una de ellas.

-    Cuando era orco (sí, sí, lo hemos sido todos, preguntad a vuestros ancestros, que os tuvieron que soportar...), algunos fines de semana solíamos ir a ver a mis tíos, y por ende a mis primos, Sito y Sanita. Tenían de todo, los He-Man, los muñecos de Star Wars, las Barbies... Y una amplia colección de discos que me ponían para que escuchase, ¡en su propio tocadiscos! En una de esas tardes, mi prima, seis años mayor que yo, abrió la caja de Pandora y como si nada puso el True Blue de Madonna. Como me quedaría de embobado con aquel disco, que mis padres lo compraron a la semana siguiente, y durante años, no escuché más música que aquella. En el salón, en mi cuarto, en el baño durante la ducha, en el coche, en el walkman (¡Por el amor de Alanis, el tute que le dí a aquel cacharro y a aquel vinilo!). Aquel disco ahora se encuentra conmigo, durmiendo en mi salón (como ya se puede imaginar) ¡Y ni de coña le dejaría arder!

Tengo más cosas que me encantaría salvar, pero seamos realistas, ¿tendría tiempo para ir a buscarlas? ¿Me acordaría de cogerlas todas? Creo que el hecho de hacer esta lista me prepara para esta situación, que espero no se de nunca, pero que... ¿quien sabe? El fuego es muy traicionero casi tanto como el melón cuando lo tomas por la noche, por lo que tener estos objetos en mente, no está del todo mal. ¿Sabéis vosotros lo que salvaríais?

5 comentarios:

  1. Interesante reflexión. Creo que deberíamos hacerlo todos. Seguro que encontraríamos cosas muy interesantes.

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    1. La verdad que hasta que no me he parado a escribirla no me había dado cuenta de que echaría mucho de menos estas cosas si se quemaran y se perdieran. Mil gracias, Anónimo, por tu comentario.

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  2. Creo que un incendio sería la excusa perfecta para echar al fuego tu mac mini y ver como arde lentamente, para más tarde remplazarlo por otro nuevo de una buena vez.

    La tele ni se te ocurra cogerla, que pesa como la bajita de Jersey Shore cuando vuelve a casa en coma borracha perdida. Además, sabes que es fruto de la envidia y podríamos remplazarla sin problema.

    En cuanto a lo del Drácula, estoy totalmente de acuerdo.

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  3. Jo, os quiero, qué felicidad el maratón de posts...

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    1. Y nosotros a ti, guapetona!! A ver si coges de nuevo la buena costumbre de escribir y podemos darnos un maratón también. Mil gracias por comentar, que hace mucha ilusión abrir el blog y ver tu nombre por aquí.

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