miércoles, 27 de noviembre de 2013

Con el chandal y las Camper...

En los tiempos que corren igual alguien que lea esto se puede ofender, pero desde un tiempo a esta parte he descubierto mi auténtica vocación. Yo quiero ser Mantenido.

Ahora mismo me estoy leyendo "Cordero" de Christopher Moore, y nuestros divinos protagonistas se cuestionan que van a ser de mayores, lo que me ha hecho recordar la época en la que yo me hacía esa misma pregunta.

Siempre tuve claro que quería dedicarme a la "doma del orco". Primero porque no me imaginaba yendo a otro sitio no que fuese un colegio a trabajar y segundo porque me encantaban esas películas de adolescentes con profes molones que enseñaban literatura con canciones, apoyaban a sus alumnos a pesar de que eran unos delincuentes roba ancianas pandilleros y conseguían sacarles del hoyo social con un par de chocolatinas,  Bob Dylan y chaquetas de cuero estupendérrimas. (Si no os ha quedado claro, me estoy refiriendo a Mentes Peligrosas con Michelle Pfeiffer). De ahí que comenzase estudiando Filología Hispánica. El problema en todo esto fue que se cruzó el Latín Vulgar e Historia de la Lengua (que es como si fuesen primas) y además a muy mala hora porque se contrapeaban lunes - miércoles, martes - jueves, ambas a las ocho de la mañana. Fue entonces cuando empecé a plantearme que igual lo que me gustaba más era la educación en sí en vez de la Lengua Española, y mucho más que las lengua muertas (Sí señora, ya lo siento, pero el Latín ha muerto). Y ahí comenzó mi periplo por la "doma del orco".

Entonces todo eran ideales, metodologías innovadoras, enseñar, trabajar, vivir solo e independiente, valerme por mí mismo, aportar mi granito de arena a la sociedad... Poco a poco, debo reconocer que, todo esto se ha ido cumpliendo. Pero lo que yo no pensaba, ni remotamente imaginaba, era todo lo que viene asociado a esto. El maldito despertador. ¿Qué me contáis? Da igual lo que te pongas de sonido, da igual lo divertido, bonito, corretón o moderno que sea... ¿Quién quiere a su despertador? Mira que ADORO a mi móvil, pero es el que me despierta y si pudiera lo estampaba contra la pared cuando empieza a sonar. Las discusiones "pedagógicas" con tu jefe/a. Que empiezan con una sonrisa, continúan con un "Pues no me parece", siguen con varios improperios y terminan con un "¡Y punto!". O Las horas extras bien remuneradas con las TAN valiosas medallitas en el pecho otros y las palmaditas en la espalda (Cómo joden esas palmaditas... y más que estas, las sonrisitas que las acompañan...). Ya he trabajado con orcos, que son muy monos y dan mucha alegría, pero... ¿y la que quitan? ¡Que eso nadie lo menciona! Una vez coordinando un campamento, les dije a mis monitores que cuanto más trabajaba con los peques, menos ganas tenía de ser padre... Me hicieron corrillo (como si hubiera vomitado sangre, en plan asco y asombro) y me dejaron de hablar el resto del campamento. Qué dramática es la gente, de verdad...
Y todo esto sin contar que no enseño literatura con canciones, no saco del hoyo a nadie con chocolatinas, no me gusta Bob Dylan y voy vestido con una sudadera naranja chillón nada estupenda, por cierto.

Así que como dice mi amiga Carry Lee, yo ya he experimentado todo esto. Ya se lo que es trabajar, aguantar a un jefe y madrugar... Ahora yo quiero ser Maruja/o. Ponerme el despertador, pero a horas razonables. Desayunar mis tostadas y mi café, e incluso quedar con mis otros amigos Marujos a desayunar y despellejar a los políticos y los famosos. Hacer la casa y que no le falte de ná, que brille como los chorros del oro. Bajar a hacer la compra, al mercao, que el Mercachuflas es muy impersonal y los que te atienden son muy desaboríos (sobre todo una mayor que hay, así mu flamenca, que me mira de soslayo y con la cara mu tiesa). Mejor a los comercios, que cuando te conocen te dan palique y te cuentan su vida, cómo van sus padres, sus maridos y esposas, sus hijos en los estudios, la reforma de la casa, sus problemas de salud o sus ciclos menstruales. Que te fían si no llevas suelto y te ponen un par de lonchas más de jamón ibérico, así por la paletilla... ¡Digo la patilla!
Subir, cocinar para que el Hambre tenga algo rico de comer al día siguiente. Hacer vida en el edificio y subir a visitar a las vecinas, para criticar a la presidenta, que además de ser una chula, creo que incita a comer melón por las noches (Y eso es algo que yo no perdono a nadie. Llamadme quisquilloso, pero...).
Quiero participar en mercadillos benéficos, acudir a exposiciones en días de diario y por la mañana, que eso tiene que ser una gozada, porque seguro que a esas horas no hay bedeles en los museos y puedes acercarte a los cuadros y hacerles fotos, sin que te llamen la atención. Organizar viajes en cualquier fecha y no precisamente en épocas de vacaciones, para que me salga más barato y aprovechar las ofertas absurdas que lanzan algunas compañías de viajes a precios de risa...

Porque señoras y señores, debido a esta crisis nos están haciendo creer que el trabajo es lo mejor que te puede pasar, dando igual los sueldos, las condiciones o las exigencias, y eso no es así. Y es que el trabajo realiza... pero no se pueden aprovechar de eso. Lo que de verdad realiza a cualquiera es poder disfrutar de su tiempo junto a la gente que quiere, y para eso, el trabajo es una herramienta, pero nada más. Trabajar para vivir, pero no vivir para trabajar. ¡Cojona!   

           

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