lunes, 11 de noviembre de 2013

El guerrero que lucha por el amor y la justicia (1ª parte)

Como decíamos ayer...
El otro día curioseando y navegando por mi querido cacharrito, que ya ha aprobado sus exámenes y ahora es un 5 Super en lugar de un 4 pelao y mondao, encontré las fotos de un instagramer oriental en las que la modelo no era otra que Buny Tsukino, la Guerrero Luna. ¿¿Cómo?? ¿¿Qué no sabéis quien es?? Pues prepararse que allá que voy.

La guerrero Luna es... Lo contrario a un héroe. Es una niña envidiosa, caprichosa, chillona, llorona, adolescente de catorce años, dormilona y perezosa, glotona, enamoradiza... ¿He dicho ya chillona y llorona? La verdad, es que todo esto que os digo parece algo malo, pero no es así. Nos venden que los superhéroes deben ser ejemplos, en la mayoría de casos, o nos dibujan adolescentes predestinados con un espíritu entregado al bien mayor desde los doce años, pero todos y todas hemos pasado por la edad del pavo, y digamos la verdad, ¡es muy jodida! Por lo tanto, Guerrero Luna comienza siendo una niñata más llegando tarde a clase, cuando se cruza con unos niños que le están haciendo perrerías a un gato ( y ya sabéis que perrerías es lo peor que le puedes hacer a un gato...). Buny (que es el nombre de nuestra protagonista en la versión española) ayuda al animalito salvándola de los bestias y entonces lleva a cabo el gesto que cambiará el curso de su vida para siempre. Podría no haberlo hecho, haber regañado a los niños y dejar tal cual a la gata; podría haber espantado a la gata y torturar ella a los chavales; o incluso haber espantado a los chavales y haber cocinado a la gata (que ya os digo que la adolescencia es muy mala). Pero no, Buny salva a la gata y le quita una tirita que el animal tiene en la frente, dejando al aire una marca en forma de luna.

Gracias a esto la gata recobra la capacidad de hablar, lo que "obviamente" asusta inicialmente a nuestra protagonista, y le cuenta que está buscando a una princesa y a sus guerreros (que serán todos chicas, por lo que no se por qué no lo llaman guerreras...) y que ella es la primera, la Guerrero Luna. Le regala una polvera monísima, dorada y con muchas piedrecitas de colores, todo muy japo, que le permite transformarse en la heroína tras decir unas palabras. Viendo el cariz que está tomando todo esto, pensaréis que las palabras serán: "Allá vamos, guerrero"; "Por el honor de la princesa"; "Poder de los astros"; "Por el poder de Gresiskool"... Pues no, las palabras son: "¡Prístina Luna, dame el poder!" Eeeeeh... ¿En serio? ¿Niñata de catorce años, que se pasa el día comiendo y babeando por el dependiente de unos recreativos, diciendo "prístina"? Pues sí, amiguitos y amiguitas, y es en este instante cuando comienza la transformación. Una animación de tres minutos en la que, con su respectiva melodía, la joven se va convirtiendo en la gran súper heroína, que viste como un marinerito, con una falda muy, muy corta, con dos coletazas muy, muy largas.


Hasta entonces la vida en Tokio había sido feliz, apacible y tranquila... Pero, ¡Ooooooh!, queridos habitantes de Tokio, Buny le ha quitado la tirita a la gata, vuestras vidas no volverán a ser las mismas. Innumerables demonios van a acechar vuestras calles, poseer vuestros cuerpos, perseguir a vuestros hijos e intentar absorber vuestra energía, porque la chillona de las coletas con déficit de atención, no fue capaz de seguir corriendo hacia el instituto. Mala suerte...

Pues bien, una vez que ocurre esto, todos los episodios son iguales. Un villano quiere la energía de los humanos, manda un demonio para que se la extraiga o libera un demonio encarcelado o posee a un humano para hacerlo, Guerrero Luna descubre sus planes, se transforma (Prístina Luna, dame el poder), lo liquida y vuelve a casa o se va a llorar porque tiene hambre o se va a los recreativos a babear por el camarero...

Como nos anuncia la gata en el primer episodio, la Guerrero tiene que buscar  a más guerreros, que van apareciendo a lo largo de la serie, y así conoceremos a la Guerrero Mercurio, la empollona del insti, Guerrero Marte, la malas pulgas, Guerrero Jupiter, la paleta, y Guerrero Venus, la ligerita. Todas ellas tienen su propia secuencia de transformación similar a la de la protagonista que en ocasiones se combinan en plan video musical. Ni que decir tiene que en todos los episodios varias de ellas se transforman con su coreografía correspondiente. Pensaréis que es un coñazo, pero de verdad, las transformaciones son lo mejor de la serie.

En principio, esta es la base de Sailor Moon (Guerrero Luna). Creo que en post posteriores seguiré contandoos cosas sobre esta singular chiquilla, ya que hemos comenzado a verla de nuevo y aún vamos por la mitad de la primera temporada, que se compone de 46 episodios. Según vaya avanzando os iré contando más. Ahora, aviso que esto me va a dar para mucho porque en total son cuatro temporadas (200 episodios...) ¡Que Alanis os pille confesaos!

No obstante, os puedo asegurar que por muy niñata que sea, Buny nunca comería melón por la noche... Eso es un punto a su favor, ¿no os parece?


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